Queremos seguir siendo jóvenes y guapos pese a la pandemia.

Los españoles se gastaron más de 2.600 millones de euros en 2020 en tratamientos estéticos en pleno confinamiento y con crisis económica. (elpais.es)

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Más de 25 millones de personas en el mundo se someten cada año a una cirugía o a un tratamiento estético. Las más practicadas son el aumento de pecho, la liposucción y la blefaroplastia para retirar el exceso de piel en los párpados, así como las inyecciones faciales de toxina botulínica y de ácido hialurónico.

El interés de la sociedad por estas intervenciones se ha disparado en los últimos años por el culto a la imagen que potencian, hasta la extenuación, las redes sociales. Millones de personas de todo el mundo buscan aumentar la autoestima, la confianza y la salud psicofísica a golpe de talonario. Recurren a estas prácticas, que pueden ser más o menos invasivas, para mejorar su imagen, corregir algún defecto físico y retrasar (o borrar) las huellas que ha dejado el paso de los años. Resulta complicado calcular el valor de una industria tan colosal y, de hecho, hay pocas estadísticas. La consultora Fortune Business Insights afirma que el tamaño mundial del mercado de la cirugía estética fue de 50.670 millones de dólares (42.900 millones de euros) en 2018 y prevé que alcance los 66.960 millones de dólares (más de 56.700 millones de euros) en 2026.

La oferta de tratamientos es extensísima: injertos de pelo, estiramiento de rodillas y muslos, aumento de glúteos, cirugías íntimas como la labioplastia, el mommy makeover (recuperar el tono muscular a través de operaciones como la abdominoplastia tras dar a luz), rellenos con grasa... Cualquier parte del cuerpo que imagine es susceptible de ser mejorada o reparada. Y no siempre hay que pasar por quirófano.

Que en aquellos meses tan complicados de contagios —aún hoy lo son— tantísimas personas acudiesen a las clínicas estéticas es algo que sorprendió incluso a los médicos. “No habíamos previsto que esto pudiese ocurrir, que los pacientes después de la primera ola se animasen a dar el paso”, arguye Francisco Gómez Bravo. El cirujano Antonio de la Fuente, que lleva 45 años realizando cirugías plásticas y estéticas, recuerda que los pacientes “acudían con la decisión tomada, algo que no es habitual, puesto que suelen visitar a varios especialistas antes de decidirse”. Aunque en su consulta hay una clientela muy estable, sí notaron “un ligero aumento de mujeres jóvenes, de entre 20 a 30 años”, añade. Algo que corroboran en la Secpre: “Se operaron muchas más pacientes jóvenes que solicitaron intervenciones mamarias”.

Varios fueron los motivos de este bum de retoques en medio de oleadas continuas de contagios. El principal fue el colchón de ahorro acumulado por los hogares españoles: la tasa se disparó hasta el 14,8% en 2020, la más alta de la serie histórica, según el INE. “Aunque muchas personas se vieron afectadas económicamente durante esta crisis pandémica, otras tantas mantuvieron su nómina sin poder gastar en vida social, de manera que tuvieron recursos para afrontar una cirugía”, afirma Gómez Bravo.

En esos meses pandémicos una de las cirugías más solicitadas, tanto por hombres como por mujeres, fue la blefaroplastia, que creció en torno al 30%, según la Aecep. “Es la cirugía de corrección de exceso de piel en los párpados y la reducción de las bolsas de los ojos porque los pacientes se fijaban más en la zona facial y, sobre todo, en los ojos”, comenta Grande. En la clínica Guilarte señalan otra operación estrella: la rinoplastia. “Llevar una mascarilla genera una relativa insuficiencia respiratoria. Si a esto le sumas que por la nariz no respiras bien, esto hace que estudies una posible obstrucción nasal y te sometas a una rinoplastia”, dice el cirujano plástico Rubén Guilarte. Y en medicina estética, las reinas indiscutibles fueron las inyecciones de toxina botulínica (conocida popularmente como bótox, un nombre comercial) y de ácido hialurónico en el tercio facial superior —que deja al descubierto la mascarilla— para conseguir el rejuvenecimiento de la mirada.